El liderazgo del alcalde Juan Carlos Díaz permitió que Talca viviera un mes inolvidable durante el Mundial Sub-20, transformando un evento deportivo en una experiencia comunitaria, cultural y regional que proyectó a la capital maulina hacia el futuro.
Hace un mes, Talca vivía su primer partido del Mundial Sub-20 y con ello abría sus puertas al mundo. Lo que comenzó como una cita futbolística terminó convirtiéndose en una fiesta ciudadana que unió a vecinas y vecinos en torno al deporte, la cultura y el orgullo local. La Municipalidad de Talca, liderada por el alcalde Juan Carlos Díaz, entendió que este torneo era mucho más que noventa minutos en la cancha: era una oportunidad para mostrar una ciudad moderna, acogedora y llena de vida.
Durante semanas, el Mundial activó cada rincón de la comuna y de la región. Talca fue la sede de regiones con mayor asistencia promedio por partido, demostrando la efectividad de una estrategia integradora que permitió que todo el Maule viviera el evento como propio. A través del FanFest Mundialero -evento de la Municipalidad de Talca que recorrió diferentes comunas del Maule-, la emoción del fútbol recorrió numerosas comunas, promoviendo la participación, la convivencia familiar y el sentido de identidad regional. Fue una celebración compartida que trascendió el estadio y se extendió por todo el territorio maulino.
El alcalde Juan Carlos Díaz manifestó que “nuestra intención siempre fue que el Mundial fuera una fiesta no solo para Talca, sino que para toda la región y que fuese más allá de la cancha de pasto, que atravesara los muros del Estadio Fiscal para que se pudiese vivir en toda la ciudad, con grandes actividades y una ciudad preparada para un evento tan importante, así que muy contento, muy feliz con los resultados obtenidos y orgulloso de que Talca haya sido sede”.
Hoy, a un mes de aquel primer pitazo, Talca sigue sintiendo el eco de una experiencia que fue mucho más que fútbol. Quedaron nuevas canchas, espacios públicos más vivos y una comunidad fortalecida por el orgullo de haber sido anfitriona de un evento global. El Mundial Sub-20 dejó una huella profunda en la ciudad y consolidó a Talca como un referente deportivo, cultural y humano para toda la región.

